No es sencillo el desafío de competir con las maravillosas vistas del lago Nahuel Huapi desde lo alto de una barranca rocosa, aunque la arquitectura de la casa con sus grandes superficies vidriadas resulta en la máxima integración con su entorno, con cada estación marcando las transformaciones del paisaje. En el interior se reitera la presencia de la piedra, como materia básica, contrastando con la calidez de maderas rusticadas, textiles de trama gruesa, colores de la tierra, objetos de arte. La casa, concebida como un refugio de montaña, enfrentada a los elementos en permanente mutación, con sus áreas de esparcimiento, descanso, comer y  relax, permite disfrutar su interior el año entero y a cada instante del dia. El spa combina visualmente el afuera y el adentro sin perder ninguno de los atributos del confort. La solución paisajística de este entorno que cubre varias hectáreas resuelve con éxito la transición con lo agreste, a la vez que deleita la vista con los constantes cambios de color de flores y follajes.